Los tests automáticos nos ayudan a prevenir errores y lograr una mayor estabilidad de nuestro código. Su importancia es innegable, pero en un mundo obsesionado con la inmediatez, he escuchado a muchas personas preguntarse si realmente vale la pena el esfuerzo de implementarlos.
En la era de las metodologías ágiles y entrega rápida, cada minuto cuenta. La cuestión que surge es si el tiempo y recursos invertidos en crear tests se traducen siempre en un beneficio claro.
Pues veamos cómo podemos escribir nuestros tests para que la respuesta a esa pregunta siempre sea afirmativa.
Costo-Beneficio en el Mundo Ágil
Antes de sumergirnos en la creación de tests, es importante considerar el dilema del costo-beneficio. Sí, todos los tests son útiles, pero la realidad es que la ayuda, en algunos casos, puede ser mínima bajo ciertos contextos.
Un caso muy claro es la obsesión innecesaria por alcanzar un test coverage del 100%. ¿Es realmente necesario? La búsqueda incansable de cubrir cada línea de código puede llevarnos a una inversión desproporcionada de tiempo y recursos.
A veces, la búsqueda de un test coverage extremadamente alto puede desviar la atención de la verdadera efectividad de las pruebas. ¿Qué es más importante: la cantidad de líneas de código cubiertas o la calidad de los tests implementados?
Al evaluar el test coverage, es esencial reflexionar estratégicamente. ¿Cubrir el 100% del código realmente aporta un valor significativo? ¿No es más valioso enfocarse en áreas críticas y escenarios reales de uso?
Hay ocasiones en que el tiempo y esfuerzo dedicado a pruebas redundantes o con bajo impacto podrían destinarse mejor a la entrega rápida de valor.
Encontrar el equilibrio
Al evaluar la necesidad de tests, pensar en términos de riesgo y consecuencias se vuelve crucial. Este no es un llamado a abandonar las pruebas, sino a cuestionar su implementación reflexiva. ¿Dónde reside el riesgo más crítico en el código? ¿Cuánto estamos dispuesto a arriesgar en pos de la velocidad?
La balanza entre costo y beneficio es delicada. Este no es un desprecio a los tests, sino una invitación a la reflexión. ¿El esfuerzo dedicado a los tests está alineado con los beneficios que realmente aportan al proyecto?
Tests de calidad
La clave para lograr el equilibrio perfecto entre recursos consumidos y aporte real de los tests, está en analizar estratégicamente qué conviene testear.
Es importante tener en cuenta los siguientes puntos si queremos optimizar la implementación de los tests:
- Evitar tests redundantes. No es necesario testear lo mismo en distintos lugares. Por ejemplo, si tenemos buenos tests de unidad se simplifican mucho los tests de sistema ya que los objetos involucrados podrían mockearse
- Descartar tests de validaciones básicas o de presencia de relaciones en modelos. Terminamos repitiendo en el test lo mismo que está en el modelo
- Apoyarse en herramientas que faciliten la creación de objetos en la base de datos de prueba. Por ejemplo FactoryBot en Rails
- Ser muy exhaustivo y tratar de cubrir todos los casos al tratarse de cambios en caminos críticos de la aplicación
- Separar forma de encarar los tests de la implementación. El test debe contestar al QUÉ sin conocer el CÓMO
- No crear tests solo por el hecho de que “hay que tener tests”. Analizar estratégicamente si vale la pena el beneficio que tiene el test con respecto al esfuerzo de implementarlo
- Ser consistente en todo el set de tests. El ser consistentes y tomando la misma base para todos los tests, la implementación y mantenimiento de los mismos será más sencilla
Encontrar el equilibrio perfecto entre tiempo, esfuerzo y el aporte real de los tests es un arte que cada equipo de desarrollo debe dominar.
La clave para lograr este equilibrio está en analizar estratégicamente qué conviene testear. Evitar la obsesión por el 100% de test coverage y enfocarse en áreas críticas y escenarios reales de uso. Además, recordemos que los buenos tests no solo previenen errores, sino que también sirven como documentación viva y guía para futuros desarrollos.
La próxima vez que te enfrentes al dilema de implementar nuevos tests, pensá en términos de riesgo y consecuencias. ¿Dónde reside el riesgo más crítico en tu código? ¿Cuánto estás dispuesto a arriesgar en pos de la velocidad? La balanza es delicada, pero encontrar el punto justo puede marcar la diferencia en la calidad y velocidad de tu desarrollo